Eduardo Sacriste (1905-1999), autor de nuestra Casa Torres Posse, fue un arquitecto argentino que trabajó con una arquitectura influenciada por Frank Lloyd y Le Corbusier, caracterizada por el empleo de materiales tradicionales y funcionales acorde al tiempo y espacio en el que se llevase a cabo sus proyectos.
Éste nació en Buenos Aires, pero a partir del 1945 se instaló en Tucumán donde vivió largos años y donde también desempeñó una importante labor como docente, además de convertirse en el director de la escuela de Arquitectura de la Universidad de Tucumán, llegando a publicar numerosos libros vinculados a la docencia como “Usonia”, “Huellas de Edificios” y “Charlas a principiantes”.
Fue en esta provincia argentina donde Sacriste llevó a cabo en gran profundidad la mayor parte de sus proyectos, entre los que destaca la Casa Torres Posse.
El arquitecto trató fundamentalmente con la arquitectura funcionalista y con materiales autóctonos y tradicionales del lugar. Por ello, podríamos decir que su arquitectura está profundamente ligada a la tierra ( las costumbres, el clima, el paisaje, el entorno…) de manera que utiliza las tecnologías y los materiales propios del espacio.
Además, otro punto fundamental a destacar de Eduardo Sacriste es que éste se dedicó a proyectar gran cantidad de viviendas unifamiliares como es la tipología de la Casa Torres Posse.
Aún así, el arquitecto desarrolló a lo largo de su carrera diversos programas y escalas como edificios de oficinas, hospitales, comercios y planes urbanos.
Podemos organizar el recorrido de Eduardo Sacriste por el mundo de la arquitectura en diferentes etapas:
ETAPA EXPLORATORIA:
El inicio de su carrera empieza a partir de 1932, cuando Sacriste obtiene el título de arquitecto y comienza formándose hacia un lenguaje simple, racional y funcional resolviendo plantas con cubiertas inclinadas y edificios decididamente modernos.
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Edificio Kraft, Buenos Aires |
ETAPA INTERPRETATIVA:
A partir de 1945 Sacriste se traslada a Tucumán, donde demostrará una gran sensibilidad por los principios fundamentales de la arquitectura moderna, como el concepto del “espacio habitable”.
Además, en ese período el arquitecto lleva a cabo una investigación que perdurará con él toda la vida sobre el estudio de la vivienda como producto anónimo y la adecuación de ésta al clima y a su contexto así como el uso inteligente del terreno y de sus materiales.
Podríamos decir que esta es su etapa más rica ya que lleva a cabo una gran cantidad de proyectos en Tucumán donde se reflejarán todas esas características que describen los principios de la arquitectura de Eduardo.
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Escuela Primaria de Barrio Jardín, San Luis |
ENSEÑANZA EN EL EXTERIOR:
Debido a los conflictos políticos provocados por el gobierno que residía en ese momento, la Escuela de Tucumán se ve afectada y Sacriste opta por abandonar su país y termina por llegar a la pequeña Escuela de Arquitectura de Calcuta en el 1956, donde enseñará los conceptos básicos de la arquitectura a los alumnos de los primeros años.
Una vez derrocado Perón, en el 1957, Eduardo Sacriste regresa de nuevo a Tucumán tras recibir un nuevo contrato laboral e impulsará en los años siguientes importantes cambios vinculados a la docencia como dotar de un nuevo plan de estudios o la mejora de las aulas de la Facultad a la que pasó a pertenecer en ese momento.
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Instituto de maternidad y ginecología, San Miguel de Tucumán |
CONSOLIDACIÓN:
Tras esto, llega el período en el que Sacriste consolida su arquitectura en Argentina y adquiere una gran diversidad temática en sus proyectos construyendo edificios bancarios, hospitalarios, viviendas en altura etc...
Y desde sus inicios Eduardo trabajó principalmente en solitario, pero a partir de los años 60 comenzó a trabajar paralelamente en sociedad con otros arquitectos como por ejemplo en el proyecto del Edificio de Departamentos de Mizrahi.
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El comercio del Norte, San Miguel de Tucumán |
De este modo Eduardo Sacriste es considerado como uno de los grandes maestros de la arquitectura moderna argentina, pasando a ser reconocido y galardonado por su interés en la estética y funcionalidad de sus obras, buscando siempre que la tecnología y materia esté vinculada al entorno, siendo flexible, y buscando una estética alegre y proporcional al modo de vida de sus inquilinos, atendiendo también a las exigencias de las familias las cuales tenían todo su derecho en elegir la estética de la casa en la que iban a vivir.
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